Puede que mi mente finalmente haya decidido padecer aquel mal que ataca a toda incauta.
Puede que sea hora de mi caida.
O puede... que solo haya llegado al fin el momento de mi ascension
miércoles, 14 de julio de 2010
sábado, 3 de julio de 2010
La chica del bus
Las paradas del bus se hacían eternas.
A veces se levantaba alguien del asiento de al lado y me dejaba respirar. Pero si algo era cierto es que nadie se atrevía a sentarse en el asiento enfrente mía.
Aquel día mis moratones por mis brazos se dejaban notar mucho.
Las palizas se habían vuelto demasiado seguidas.
Los golpes.
Los insultos.
Los escupitajos.
Hasta que en la décimo tercera parada del día se sentó alguien.
Alcé la mirada y me salvaron unos ojos negros del olvido.
A veces se levantaba alguien del asiento de al lado y me dejaba respirar. Pero si algo era cierto es que nadie se atrevía a sentarse en el asiento enfrente mía.
Aquel día mis moratones por mis brazos se dejaban notar mucho.
Las palizas se habían vuelto demasiado seguidas.
Los golpes.
Los insultos.
Los escupitajos.
Hasta que en la décimo tercera parada del día se sentó alguien.
Alcé la mirada y me salvaron unos ojos negros del olvido.
Se me escapan las ideas
No se ni que añadir a este espacio inventado en mi mente
Pero no me gusta lo que pasa por ella
Pero no me gusta lo que pasa por ella
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