Alicia caminaba por la calle. Tenía miedo a cada paso que daba. No le gustaba caminar sola, pero comprendió a la larga que era mejor estar sola.
La gente me hacía daño, o simplemente no querían estar a mi lado.
Comprendí que la soledad implicaba a la larga felicidad.
Caminar por el bosque...sola... no es aconsejable.
Lo hacía todas las noches.
Una, un Lobo se me acerco.
Era un Lobo de pelo oscuro, y ojos grandes. Sentía como me miraba.
Me cautivo con su mirada.
"Que raro..."
Me acerqué a él, y me agaché. Se acercó del todo a mi, y posó su hocico en mi cara. Estaba húmedo, pero era tan acogedor. Levante las manos y las acerqué a su pelo. Quería tocarle, quería estar con él.
Quería que todo lo que me rodease fuera parte de él.
"Que estupidez" Me dije.
Me levanté bruscamente, volviendo a la realidad. No debía estar con nadie.
"Maldito Lobo"
Me di la vuelta, y note como este me seguía. Y no pude evitar llorar y girarme para volverle a abrazar de nuevo.
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